El Principado de Asturias, región con una configuración montañosa, irregular y abrupta, con una riqueza natural y paisajística notable, ha tenido que combinar la actividad humana e industrial, con la actividad ganadera y forestal. La orografía abrupta, además de dificultar las comunicaciones viales ha originado que las grandes concentraciones humanas se ubiquen en la zona central de la región. La riqueza en mineral de carbón ha desarrollado también actividad industrial y asentamientos humanos en las cuencas hulleras de los ríos Nalón y Caudal. Tanto la naturaleza, como la orografía, las actividades humanas y las industriales, conllevan unos riesgos con los que hay que convivir si queremos mantener una calidad de vida. Conocer esos riesgos y aplicar las medidas de autoprotección para evitarlos o minimizar las posibles consecuencias que pueden dar lugar a daños para las personas, sus bienes y el medio ambiente, es un objetivo prioritario de la protección civil.
Los riesgos se pueden clasificar según su origen en naturales, antrópicos o tecnológicos.